Si bien normalmente nos imaginamos que los mapas son confeccionados por cartógrafos, topógrafos y agrimensores con complicados sistemas y aparatos de medición, la recolección de información geográfica es tarea de diversos actores. Esto se debe a que la información necesaria para la elaboración de mapas es suministrada a través de distintos medios, muchos de ellos son relevamientos estadísticos como los censos de población o los índices o balances de distintas actividades (como por ejemplo las económicas). También nuestros mapas usualmente se enriquecen con otras fuentes de datos como las mediciones meteorológicas, divisiones y subdivisiones político-jurisdiccionales, trazados de rutas y accesos, tipo de bioma, etc. Con esto pretendemos despegar a la idea del mapa solo como una representación del espacio físico, en tanto soporte o escenario donde transcurre la vida. En otras palabras, los mapas también reflejan las cosas que suceden sobre el terreno y en eso participan múltiples actores.
Puntualmente para la elaboración de mapas con SIG, la base cartográfica puede provenir del escaneo y georeferenciación de antiguas cartas topográficas producidas por organismos especiales, en Argentina el encargado de esta tarea es el IGN Instituto Geográfico Nacional (ex IGM), también se pueden utilizar imágenes satelitales o fotos aéreas. En cualquiera de estos casos, lo que se ingresa es la información producida por otros en el entorno digital, pero como una “imagen de fondo” (ráster) que debe ser redibujada (para tener información vectorial).
Por otro lado toda la información cualitativa y cuantitativa que queramos incorporar y representar en nuestro mapa se puede agregar de distintas maneras, con diferentes orígenes y formatos, lo más práctico y usual es incorporar los datos enlistados en una planilla (similar a los archivos de Excel) en la que a cada objeto o lugar en particular se le asigna un valor o atributo. Para este fin se pueden incorporar entre otros datos los de censos de población, encuestas de todo tipo, bases de datos catastrales, estadísticas epidemiológicas, datos económicos de todo tipo (actividad agrícola, ganadera, comercial, minera, energética, transporte de cargas, turismo, comercio exterior, etc.), información impositiva, reclamos y quejas, etc.
Para poder tener una base de datos compartida en la que varios actores incorporen nueva información a diario es muy importante que todos los participantes tengan un mismo criterio en la recolección de datos, esto va a garantizar que la nueva información sea comparable y compatible con la anterior.