La Municipalidad de Posadas, a través de la Unidad Ejecutora de Proyectos Especiales, lleva adelante la construcción y promoción del Plan UrbanoAmbiental. Días pasados, se realizaron dos jornadas intensas de trabajo para reunir ideas y debatir proyectos entre profesionales de diferentes áreas e instituciones de la capital misionera. En la oportunidad, los principales aportes giraron en torno a la recuperación del rol de la ciudad como “centro multimodal de transporte” que la caracterizó en los años 1940 y 1960.
En este punto, la Plataforma Logística y Productiva se constituye en un elemento fundamental para un desarrollo sustentable en lo económico, social y ambiental, y un adecuado reordenamiento del transporte de cargas y de los usos conflictivos para las áreas urbanas.
En los talleres que se desarrollaron el 19 y 20 de abril, también se relevaron las siguientes propuestas:
Para la implementación del PUAP, la profundización de los compromisos en los convenios públicos-públicos de los diferente niveles gubernamentales (Nación, Provincia, Municipio) así como los convenios públicos-privados.
La movilidad y el transporte como eje con “capacidad para promover sinergias” y “facilitar la integración y conexión de la ciudad a niveles micro y macro”, en un marco conceptual que priorice al transporte público por sobre el privado y resuelva la problemática vinculada al crecimiento del parque automotor.
Los accesos a la ciudad a escala metropolitana como punto fundamental a ser resuelto. Desde lo funcional, optimizando el flujo de transporte público y privado, resolviendo de manera segura los cruces vehiculares y peatonales, y en lo paisajístico, minimizando la contaminación visual, mejorando la calidad edilicia e incrementando el verde.
La necesidad de revertir la tendencia de la “ciudad fragmentada”, evitando la dispersión, concentrando las mayores densidades en áreas dotadas de infraestructura y servicios, y equilibrando el desarrollo asimétrico del frente costero en relación a los barrios a lo interior del territorio.
La readecuación de la normativa de usos y fraccionamiento del suelo a los cambios de densidad y morfología urbana, donde para la definición de indicadores urbanos se apliquen los de criterios de corredores para las avenidas, con usos mixtos y posibilidad de desarrollo de mayor altura, y los tejidos en la trama interna a las chacras, de menor altura y actividad residencial y usos complementarios a esta.
Creación de instrumentos de gestión como ser: créditos que atiendan la efectiva conexión a los servicios de infraestructura; Banco de Tierras para la regularización dominial; y otras herramientas de “economía urbana”.
Generación de “elementos fuerza” que se conviertan en “centros de atracción de cada zona”.
Una fuerte apuesta a la “información y conciencia social” para lograr en los vecinos, actores activos de todo este proceso.
Un trabajo minucioso en la “identidad barrial” en cada sector a intervenir, buscando la “apropiación del proyecto” por parte de los vecinos.
El fortalecimiento del “liderazgo municipal” en su capacidad negociadora y de “regulación con mayores controles”.
El mejoramiento de las condiciones de accesibilidad y conectividad de la Unidad Territorial Sur, y el desarrollo de un proyecto de escala, que genere impacto y se convierta en polo de atracción.
El necesario impulso al desarrollo de las infraestructuras verdes, generando “parques costeros ribereños”, fomentando un medio ambiente más saludable y contribuyendo al perfil turístico de la ciudad.
El cambio de la tendencia a la ocupación de espacios verdes con otras actividades y la aparición de sentamientos irregulares en los mismos, ya que estas situaciones se vuelven difíciles de revertir.
Un necesario mejoramiento de las condiciones de las redes de infraestructura eléctrica, incorporando métodos de generación limpios y de bajo impacto ambiental; y de la ampliación la red de acueductos principales, a fin de mejorar el servicio de agua potable en zonas con problemas de abastecimiento.
La incorporación de sistemas de tratamiento diferenciado de residuos.
La problemática de contaminación sobre cursos de agua, por presencia de focos de basura y descarga de líquidos cloacales, situación a ser atendida a fin de resolver los actuales problemas sanitarios y medioambientales, y valorizar áreas recreativas y de deportes náuticos como la bahía El Brete y los arroyos Itá, Antonica y La Chancha.
La necesidad de incorporar al diseño de las redes viales, criterios que apunten a la “excelencia en el transporte público”, ampliando la red de carriles exclusivos, la cobertura en los barrios y mejorando las condiciones del equipamiento urbano y señalética complementarios.
La incorporación de carriles exclusivos para motocicletas y bicicletas, y la priorización del peatón en todo circuito vial, siguiendo los criterios de ciudad inclusiva.
Limitación para el estacionamiento de vehículos privados en vías donde circula el sistema de transporte público de pasajeros y medidas de promoción para la instalación de espacios públicos y privados de estacionamiento.
La consolidación de la avenida 210 como límite del área urbanizada, con la inclusión del tendido de vías férreas hacia la Plataforma Logística Productiva.
El completamiento de la red vial primaria, con apertura de aquellas avenidas actualmente ocupadas por asentamientos irregulares, y la incorporación de forestación de escala adecuada con condiciones para su desarrollo óptimo.
La adecuación de las infraestructuras urbanas a los efectos de las altas temperaturas y un mayor índice de pluviosidad, acciones a ser complementadas con un “sistema de monitoreo meteorológico” y de calidad del aire y las aguas.
La necesidad de poner un freno a “la destrucción y el deterioro” de obras arquitectónicas y urbanas históricas, reconociendo su potencial como “productos turísticos urbanos.